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viernes, 11 de marzo de 2011

Esclavos libérrimos


El planeta tiembla y no de frío como antaño en época glacial. La tierra tiembla de miedo, se defiende intensamente ante la impotencia de no poder gritar.

Es prácticamente imposible no dejarse llevar por la sugestión subliminal de aquellos eruditos en materia astral que un día predicaron el final con fecha y hora exactas.

Nostradamus se perdió a principio siglo, pero ahora son los mayas los que nos hacen reflexionar:
¿Acaso estamos ante un hecho “rutinario” en la metamorfosis del camaleón que pisamos?

¿O quizás empezamos a entender por qué estas personas estudiaron  durante más de 2000 años el universo?

Curioso es ver como creemos que la supremacía cultural e ideológica se encuentra en su punto más álgido y sin embargo cuando los fenómenos naturales que no entienden de razón se manifiestan de forma contraria a la humanidad, buscamos respuestas coherentes pero de una forma tan desesperada que recurrimos a predicciones, leyendas o vaticinios perdidos en el tiempo.
 
Creo que es el consuelo natural de los seres humanos ya que por aquellos periodos poco claro se tuvo nunca cual era el concepto de razón, además de creer torpemente que si alguna vez tuvo cabida alguna divinidad sobre la faz de la tierra, ellos fueron los únicos conocedores personalmente de tal dios.

Miscelánea: bendita, miedosa y regresiva. Conjunto de culpas no asumidas y por tanto  responsabilidades no tomadas que como consecuencia conllevan a retrasarnos ideológicamente unos milenios atrás en vez de reunir la razón y los recursos para tomar medidas maduras y productivas.


Rockeros adolecentes que conviven bajo el mismo techo con una anciana de valores conservadores…


El escritor,
Incansable predicador.

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